lunes, diciembre 29, 2003

El árbol

Ayer enterramos a mi abuelita. La misa fue a las nueve de la mañana en la Iglesia de la Balvanera y el entierro fue a las once. Quedó a unos pocos metros del abuelo. Estuvieron todos sus hijos y de los nietos solo faltaron Jenny (que andaba de regreso de Santa Martha), Angélica (por lo que está en Austria), Mónica y Oscar (porque están en EE.UU.) y Julián porque se consiguió un trabajo de temporada de vacaciones en Carrefour. Casi falta también Ana Sofía, pero después de un agarrón entre mi papá y mi tía Rosalía (por aquello de que cuando se necesita mi tía siempre sale con que no hay plata) Ana Sofía viajó al fin el sábado en la noche. Incluso Gloria, Aldo y July vinieron, y aunque me alegra que hayan estado, me huele que su súbita aparición de unos años acá es por la herencia de los abuelos, y con toda razón, si se tiene en cuenta que mi tío Jorge jamás les salió con nada. Hilda se parecía gallina clueca cuando los vió entrar a la funeraria, estaba muy nerviosa. En realidad pensé que iban a haber problemas, pero no. Cuando mi tío llegó, los saludó de abrazo y beso. Mi papá luego me hizo caer en la cuenta de que las únicas fotos que mi abuelita tenía en su cuarto eran una donde aparecían los pelusos y Aldo, y otra donde estoy yo. Mi madre un día intentó llevarse esa foto mía para Bogotá y casi hay pelea por eso con mi papá, porque esa foto era de mi abuelita y ya. En esa foto creo no tener más de ocho meses y tengo un libro entre manos, como si lo estuviera leyendo. Obviamente, aparezco así por mi papá.

Por quién doblan las campanas
Mi papá decidió acompañar a pie a mi abuela en todo su recorrido hasta la tumba. Yo fui con él con mi madre. A medio camino entre la funeraria Los Olivos, donde la velamos, y la iglesia, empezaron a sonar las campanas. Sólo hasta ese momento sentí, en toda su extensión, la languidez de ese llamado. Me parecía como si mi pecho fueran las paredes de la campana y el péndulo diera contra ellas. Ya llegando, mi padre corrió para ayudar a sacar el féretro del carro mortuorio. Yo, como siempre, hice las veces de fotógrafa. Siempre lo he hecho en los matrimonios, en los grados, en los quince años y ahora, en el entierro de mi abuelita. Al principio, fue una forma de escabullirme detrás de la cámara de la formalidad que exigían esos actos y me permitía ocultar mi timidez tras el lente, así evitaba hablar con la gente; luego de ver las imágenes tomadas, me di cuenta de su importancia como testimonio, y ahora estoy allí, para continuar recogiendo esas muestras del tiempo que se escapa. Entré también a la iglesia: tomé la foto de cuando la bajaron del carro, del recorrido hasta el altar, y estando allí, coincidí con mi padre en que la ceremonia quedaría retratada solo en nuestros recuerdos. Mi padre asistó a toda la misa de pie, excepto durante la consagración cuando se arrodilló. Mi tía Rosalba habló, como suele hacerlo. Estuvo bien aunque nunca me ha dejado de dar pena ajena cuando ella habla.

La música
De la Iglesia al cementerio pasamos por casa de mi abuela. Desde que mi tía Flora tuvo ese accidente y se mudó a vivir con los abuelos (cuando ambos estaban vivos) ella fue quien los cuidó. Ahora, al pasar por la casa y luego, horas después al verlo en ojos de mi tía, esa casa se quedó vacía y mi tía sola. Ya, ella, no tiene a quien cuidar, ni nadie que cuide de ella. Me duele porque me veo como ella en unos años: sola sin que a nadie le interese mi soledad. Una cosa es querer estar sola y otra abandonada. Pasamos, serían ya las 10:30 de la mañana y el sol hacía poco había empezado a calentar fuerte. El cortejo se aproximó a la plaza de Pitalito. Unos metros adelante de nosotros, había música alta, muy alta, de esa de taberna y narcos. Cuando empezamos a pasar, apagaron la música. Gracias.

La carta
Mi padre me contó, entonces, que al fin se había decidido a leer la carta que Dieguito le había entregado. Muy linda, un retrato de mi abuelita y la sensibilidad de un hijo que comparte la pena de su padre. No me atreví a pedirle que me la dejara leer. En ese momento mi madre nos alcanzó y nos acompaño. Mi padre dijo que en la iglesia había pensado que esa carta se podía leer, así que mi madre sugirió que la leyeramos durante el entierro. Qué carta más linda. Tengo que transcribirla. Muy linda. Le dijimos a Diego, pero él no quiso leerla, así que mi padre me pidió que la leyera, y así lo hice. Por supuesto, se me quebró la voz más de una vez. Había mucha gente, mucha. Minutos antes, las mujeres habíamos entrado el ataúd hasta la fosa y allí, con ayuda de los hombres lo metimos en la fosa. Mi tía Flora rompió en llanto. ¡Qué triste recuerdo!

El rollo
Tras el entierro, regresamos a la casa, que por siempre, será la de la abuela. No sé en qué momento dieron las dos, así que los que tenían que regresar a Neiva y a Bogotá (entre ellos Diego) empezaron a despedirse. Esa oportunidad, de estar todos reunidos, incluso hasta hijos de los sobrinos de mi abuela, jamás se va a dar después. Incluso estaba Herminia, la empleada de servicio de mi abuelita de siempre, que había venido con otros trabajadores de la Negra esa mañana. No se podía dejar pasar la oportunidad: debía tomarle una foto a todo el grupo antes de que se fueran algunos. Nos reunimos al frente de la casa. Casi no cabían de tan grande el grupo. Casi simbólico fue darme cuenta que la foto que iba a tomar era la última del rollo y también fue la última del rollo de Augusto. En la que tomé yo, salió él. En la de él, yo. Cuando entré a la casa, me preguntaron porqué no había tomado la foto en dos partes. Dije "porque se acabó" y sentí que esas palabras se referían más a la historia de los Peña Gutiérrez que al rollo.

viernes, diciembre 26, 2003

Ana Silvia Gutiérrez Roa

Hoy murió mi abuelita Ana. Falleció en Neiva, en la clínica del ISS. Entre el miércoles y el jueves le empezó una diarrea con sangre. El viernes, cuando ya todos los remedios caseros y alopáticos habían fallado, se le internó en el hospital. Allí le diagnosticaron peritonitis, motivo por el cual, decidieron trasladarla a Neiva, para hacerle otros exámenes. El paso a seguir era una operación, sin embargo, una vez en Neiva, el sábado, y tras los exámenes, los médicos sugirieron que tenía, en realidad, un ataque de amibas. El domingo cambiaron de idea y dijeron que tenía una infección intestinal. Para ese momento, mi abuelita ya había perdido el conocimiento desde el día anterior. La diarrea disminuyó pero ella continúo en estado de coma. Alarmados por ello, y ante la inminencia de su muerte, viajamos el martes a la cuatro de la madrugada. Llegamos a las 8:30 a la casa de Emma, luego fuimos a la clínica. Neiva hervía, como siempre. El cuarto de mi abuelita y ella misma también hervían. Todo el martes se fue en sacar una autorización y hacerle un TAC para confirmar o descartar una suposición de la doctora que la atendía. El miércoles supimos que había tenido un infarto cerebral tan grave que ya no se iba a recuperar. Las esperanzas no creen en semejantes diagnósticos tan radicales, así que se aferraron al recuerdo del día anterior cuando la respiración se le agitaba al decirle "mamana, la queremos, estamos aquí todos con usted para darle ánimo. La queremos" o cuando parecía incomodarse ante la voz de la enfermera que llegaba a pincharla para sacarle otra prueba de sangre en su manita tan hinchada como la tenía, o cuando llegó a abrir un ojo. Ese martes que llegamos la vimos bien, entre los límites de lo posible, sin considerar sus labios y su lengua que se asomaba entre ellos tan secos ambos de respirar por la boca, su carita también hinchada, sus brazos y sus pies fríos.

Los días se me confunden en este momento, parece como si no hubiera habido límites entre ellos. El miércoles, creo, el día de Navidad, el 24 de diciembre mi abuelita, amaneció aún más hinchada. Sus ojos parecían bolsas de agua y ya no vi que reaccionara a ninguno de los estímulos que del día anterior. Ella, que siempre rezó su rosario todas las noches antes de acostarse, ese día no pudo rezarlo en compañía de mi mamá, Camilo, Diego, Adriana, mi tía Teresa, Carola, Alejandra y familia, Eliana y sus niños, Hilda y Emma. Mi papá, mi tío Ricardo, mi tío Pepe y mi tío Jorge estaban en ese momento con ella. Por supuesto, ha sido la Navidad más triste que he pasado.

El jueves, ayer, tuvimos que regresarnos con Camilo, Diego y Adriana. Camilo y yo teníamos, supuestamente una reunión hoy, viernes, a las nueve de la mañana con la nueva directora para que conociera nuestro proyecto. A las tres de la tarde canceló la reunión. Mañana vamos a viajar de nuevo. Diego quizás viaje hoy en la noche. Con quienes he hablado me dicen que mi padre está muy triste, más, incluso que el resto de sus hermanos. A mi abuelita la trasladaron a Pitalito. Allá nos vamos a encontrar. Augusto que estaba de viaje de grado en Cartagena regresó hoy a medio día. Van a faltar, creo, solo Angélica, Mónica y Oscar. Marcelita me llamó esta tarde y me dijo que también iba a ir.

Ana Silvia Gutiérrez Roa murió el 26 de diciembre de 2003 a la edad de 87 años. En febrero próximo cumpliría los 88. Se casó a los 27 años con Joaquín Peña Polanía. Fue madre de siete hijos: Isaías, Ricardo, Rosalba, Joaquín, Teresa, Jorge y Flora. Sus hermanos, todos fallecidos ya, eran Herminia, Lola, Raquel y Eugenio. Llegó a tener 25 nietos y 12 bisnietos. Sabía preparar rosquitas que debía esconder en la alacena, que se encontraba a los pies de su cama, en la finca La Batalla, para evitar que el batallón de nietos las devorara. Sufrió lo que la mayoría (¿todas?) las mujeres de su generación debieron aguantarle a sus maridos: la borrachera, la infidelidad y el maltrato. Por este motivo, en alguna época, llegué a sentirle ira, porque no reaccionaba. Cuando por la edad y los achaques, tuvieron que trasladarse a la casa de Pitalito, el abuelo, que ya no podía caminar, permanecía llamándola para que aún, a pesar de los propios achaques de ella, lo atendiera. Tras la muerte de él, ella también dejó de caminar, y se empezó a quedar quitecita en una silla. Como siempre lo hizo, lloró cada vez que alguno de nosotros llegaba y a veces revivía sus tiempos como maestra de escuela en El Arrayán y empezaba a decir que tenía que alistarse porque se le estaba haciendo tarde para salir. En tono de secreto, nos contaba hace poco, como si lo viviera por primera vez, que mi Tía Teresa se iba a casar con Federmán y lloraba por eso.

Su piel, incluso hasta su muerte, fue tersa, prácticamente sin arrugas. La única crema que se aplicó fue el viento del sur del Huila y el agua de El Chorro. Hoy, esta familia está incompleta.

lunes, diciembre 15, 2003

Polaroid

En parte el trabajo, en parte el silencio que me devora y me hace suya, el caso, es que de nuevo me encuentro con que no he escrito nada por casi dos semanas. Y cosas han pasado: fui al Llano, a la finca de los Polanía y a la de Prari. Ayer estuvimos en Arbeláez y el sábado atraparon a Hussein. Varias cosas, no?

Instantánea uno
Se veló. Las polaroid no son muy buenas.

Instantánea dos
Carretera destapada. Mi padre al volante. Vamos de regreso a Bogotá. Ya hemos dejado atrás la finca y Puerto Rico. Acabamos de pasar Puerto Lleras. El sol empieza a alinearse con el horizonte y el río Ariari se extiende naranja soleado sobre nuestra izquierda. Avanzamos a no más de 20 k/h. Varias curvas nos internan en la llanura. Una de ellas, nos arroja al frente de tres hombres, uno de ellos se cruza en la carretera y nos hace el gesto de disminuir la velocidad y detenernos. Es cortés cuando se acerca a la ventana y nos pregunta si hemos recogido a una mujer, kilómetros antes. Al mismo tiempo, sus ojos recorren con rapidez nuestros rostros y el interior del carro. Atrás de él, un hombre nos mira con cara de pocos amigos. Otro, cerca de una camioneta, también observa la escena… y nosotros a ellos. Bajo la ruana que lleva, deja descolgar de su hombro un arma.–No, no hemos recogido a nadie. –Gracias, pueden seguir su camino. Continuamos. Mudos al principio, como si temiéramos que nos pudieran escuchar. Curvas más adelante, lo comentamos: –Eran paras. –Sí, eran paras.

Instantánea tres
Las fronteras son una cuestión difícil. Por lo general, es complicado decir dónde termina algo y dónde comienza otra cosa. Simplemente, en un momento, sin previo aviso, te empiezas a sentir mal. Incluso en esos primeros instantes llegas a dudar de que en realidad te estás sintiendo mal y repasas lo hecho, con quien has estado, lo que has comido y no encuentras la posible causa del malestar. Solo intuyes que hay algo que no está funcionando bien en el estómago, en la cabeza, en todo tu cuerpo. Pero prosigues: hay que revisar esto, llamar a aquellos, firmar lo otro, y así. El cuerpo, esa maquinaria asombrosa, sin embargo, se empieza a negar. Ni entiendes lo que lees y la única idea permanente en tu cabeza es ir al baño. Vas una vez. Bueno, a veces te ves pálida, aún sin estar enferma. Regresas frente a la pantalla del computador y sigues, pero no. Las manos parecen las mismas de todos los días y, aún así, se niegan a escribir. El baño, el baño, el baño. Empiezas a segregar cada vez más saliva. Tienes que reconocer que estás mal, que hay algo mal con tu organismo. No hay de otra. Para evitar una carrera que puede resultar infructuosa te decides a permanecer en el baño mientras personas entran y salen después de cepillarse los dientes, lavarse las manos, hacer uso del inodoro, lucen bien y tú las ves e intentas recordar cómo es esa sensación de bienestar: no hay memoria, solo está el persistente no sé qué que te dice: estás mal, te sientes mal. La saliva aumenta en la boca. Bueno, ahora sí tocó hincarse ante la taza del inodoro. Qué asco, no puedes dejar de pensar, pero la sola idea de trasbocar en otra parte también es inadmisible. Escupes. La saliva sale espesa y larga. Mi Dios… cómo es que me siento cuando me siento bien? Sí, debe ser como ese comercial sobre llantas: solo las notas cuando fallan; si no fallan es que funcionan. La verdad, nunca te has detenido a pensar, a concienciar qué es, cómo se siente estar bien. Por ahora, te enfrentas al agua ya turbia del inodoro y esperas que tu faringe, laringe, esófago y estómago se contraigan en un movimiento contrario al de la ingestión y se decidan de una vez a expulsar eso que, definitivamente, no puede estar más dentro de ti. Nada. Sales. Te ves al espejo. ¿Esas ojeras siempre han sido así? Quizás un labial cambie el aspecto: qué labial ni qué nada. Una única imagen se apodera de ti: casa, cama, recostarse, sí…
-Maga, me voy para la casa. Me estoy sintiendo como mal. Cualquier cosa, me encuentran allá.
-¿Te sientes mal?
-Sí. Debió ser un ponqué que me comí a medio día. Nos vemos mañana.
El recorrido parece infinito y en más de una ocasión piensas en bajarte de la buseta. Respirar profundo. La piel está fría y seca. Cerrar los ojos. No pensar. Tratar de dormir. Dormitar. Ya estamos llegando. Al fin. Solo queda atravesar la calle, dos cuadras más, quitar el candado, abrir el primer portón, el segundo… pero el cuerpo no te da más y no alcanzas a cruzar la calle cuando vas a dar con estómago y todo junto a un arbusto donde al fin faringe, laringe, esófago y estómago, en perfecta coordinación, invierten su usual movimiento muscular para expulsar todo lo que tienes adentro. Es algo totalmente involuntario, no hay fuerza que pueda evitar (tampoco quieres) deshacerte de todo eso que te está haciendo sentir mal. Te detienes. Aún queda algo en el estómago. Lo sientes. Respiras. Tus ojos están llorosos. Tus fosas nasales, húmedas. Respiras de nuevo y aquí viene de nuevo. Una, dos, tres veces. Te sientes aliviada de la carga que llevabas. Todo ha terminado. Te levantas. Si alguien, en la calle, te ha visto, no importa. Ya te sientes mejor, aunque el esfuerzo ha dejado resentido todo tu sistema digestivo. En la noche desarrollas una pequeña fiebre que inquieta a tus padres. Hasta casi la una de la mañana intentan encontrar suero pediátrico que, sientes, es lo único va a recibir el estómago. Otra vez el malestar, aunque este es distinto. Nada, no hay droguería que te ayude. Mamá, entonces, a media noche, te prepara un delicioso caldo caballuno que te regresa el alma al cuerpo. Es la comida más deliciosa que hayas probado. La fiebre continúa, pero el malestar cede. Aún sientes resentidas las paredes de tu estómago, pero has sobrevivido a esta.

miércoles, diciembre 03, 2003

Preparación y uso de solución casera para la limpieza de lentes de contacto gaspermeables

Ingredientes
Hipoclorito, en otras palabras, cloro (p.e. Clorox)
Solución salina

Preparación y uso
En un recipiente limpio, mezclar una porción de hipoclorito por cinco de solución salina. Mezclar. Luego, en dos estuches, y cuidando de marcar bien cuál es el derecho y cuál el izquierdo, sumergir los lentes de contacto en la solución resultante de la mezcla y dejarlos allí durante seis horas. Enjuagarlos y secarlos con un tejido delicado, de preferencia una gasa. Lavarlos de nuevo con el líquido con el que a diario se asean y dejarlos en el estuche tradicional, que debe estar perfectamente limpio, durante la noche, sumergidos en este mismo líquido.

sábado, noviembre 29, 2003

Familia

Mi abue viajó ayer a España con Gloria y Valentina. Con nosotros (los Porras), en el aeropuerto había otra familia, tal vez, eran chinos o coreanos. La “gallada” de nosotros y de ellos estaba ahí para despedir a un miembro de la familia que se iba. Eso me gusta. Me encanta el sentido de familia que tenemos y que, parece, compartimos con otras culturas. Los únicos que no comparten esa tendencia, creo, son los anglosajones y sus respectivos descendientes. De las cosas que no me gustaron de Australia y que, con más frecuencia vi, es la fragmentación de la familia. Cuando cada uno no anda por su lado (aún viviendo bajo el mismo techo), simplemente residen en barrios, ciudades o países distintos, sin siquiera intentar buscarse y reunirse. ¡Qué impresión! Muchas de las personas que conocí vivían solas, con su mamá, hermano o pariente, en otro lugar también solos. Recuerdo a la señora Carol, a la que solía ayudarla con las cosas de la casa: una mujer de 50 años, enfermera, viviendo solo con su perro. Luego me vine a enterar que sus hijos estaban en otro país y que su mamá residía en un pueblo cercano, sola, también. Yo no entiendo eso. ¿Cómo uno tiene a la mamá viviendo sola, en un pueblo, si puede estar con uno? También recuerdo a Martine. Super buena gente, pero tampoco entendí cuando me dijo que después de la muerte de sus padres, ella se fue a vivir sola siendo que había una tía suya también viviendo sola y que estaba muriendo de cáncer? Martine estuvo a su lado cuando murió la señora en un ancianato. Estuvo pendiente de ella también desde cuando se lo diagnosticaron, pero cada una aparte. ¿Y qué tal para fiestas de fin de año? Allá cada uno arranca por su lado. Los hijos a compartir con sus amigos y los padres, con los suyos. ¡Yak!

Mi abue viajó. Todos estaban super tristes. Yo, la verdad, me alegro que ella haya podido viajar allá. A ella le gusta viajar como a mí (¿o a mí como ella?). Ella tuvo la oportunidad de hacerlo una vez sus hijos estuvieron grandes y pudieron subsidiarle los gastos. Ahora que tiene una nieta allá, pues qué rico que pueda ir, que conozca otro país, que vea y pruebe otras cosas. Super. Yo entiendo que mi mamita se haya quedado triste. Carlos parecía como dopado y los demás tenían los ojos llorosos. Mi abue siempre ha sido el principal motivo para reunirnos en estas fiestas de fin de año. Ahora que no está y que ni celebrarle sus cumpleaños vamos a poder, me gustó que las mujeres (con tremendo matriarcado, no había de otra) planearan qué íbamos a hacer, así mi abue no estuviera. Nos vamos a reunir ocho días antes del 24, tal vez en Acacias, donde Pilarcita. Después cada uno toma su rumbo, pero me gusta pensar que la única razón para reunirnos no sea mi abue, sino que nosotros mismos busquemos reunirnos porque somos familia. A pesar de las desavenencias, de los altercados, de las palabras dichas no en el mejor momento, etc., somos familia.

viernes, noviembre 28, 2003

Orilla

Por Talisma Nasrin

Voy hacia delante.
Atrás mío, toda mi familia me llama,
Mi hijo tira del borde de mi sari,
mi esposo se para frente a la puerta, bloqueándola,
pero me iré.
No hay nada en frente más que un río.
Lo cruzaré.
Yo sé andar, pero ellos
no me quieren dejar nadar, no me quieren dejar cruzar.
No hay nada del otro lado del río
Más que una vasta extensión de campos,
pero tocaré ese vacío una vez
y correré contra el viento, cuyo sonido
me da ganas de bailar. Bailaré algún día
y luego regresaré.
Por años no he llorado con mi cabeza
Apoyada en la falda de la soledad.
Voy a llorar hasta colmar mi corazón
Y luego regresaré.
No hay nada en frente más que un río y yo sé nadar. ¿Por qué no debería ir? Voy a ir.

Mozilla

¿He mencionado que estoy usando IE y Mozilla al mismo tiempo? En consonancia con el muy humano espíritu de “rechazar” los hegemones (políticos, económicos, culturales y, en este caso, tecnológicos) por el solo hecho de que son hegemones y siempre terminan siendo el pez gordo que se come al pequeño (y a nadie le gusta ni ser pequeño, ni mucho menos ser devorado) decidí bajar Mozilla y empezar a navegar también con él como forma de unirme a esa corriente subterránea que quisiera que Microsoft no tuviera tanto poder. Mozilla, para quienes no lo sepan, es el heredero de Netscape (q.e.p.d).

En las ventajas puedo decir que tiene funciones mejoradas (no se tarda iniciando tanto como el último Netscape) e incluye otras tan nostálgicas como una aplicación para chatear por IRC (IRC fue mi entrada al mundo de internet ya hace seis o siete años). Me sigue gustando la posibilidad de ver la fuente y la información de la página (esto no lo tienen IE). También me agrada que como parte de la barra de la dirección, no sólo aparezca el URL sino el nombre del sitio (muchas veces no coincide uno con otro); esto tampoco lo tiene IE. Además, en consideración de que la mayoría de cibernautas usan IE, pues Mozilla se encarga de importar automáticamente los favoritos de IE para evitarle al usuario la fatiga. Se puede, además, administrar los passwords (con tanto lugar donde inscribirse, es muy fácil olvidar qué usuario y qué password uno ha elegido para cada uno de ellos), lo cual encuentro super útil. No tan útil es el administrador de imágenes (aunque sí debe ayudar mucho a usuarios con conexiones bajas). Tiene herramientas para desarrollo web (java) las cuales me encantaría usar si supiera cómo. Sigue contando con una aplicación para administración de correo electrónico y un muy básico programa para crear páginas web. Como algunos programadores y diagramadores (los más geek del asunto) odian IE, pues han empezado a trabajar para Mozilla y algunos sitios sólo se ven realmente bien en él (en IE apenas se ven bien), por ejemplo algunos diseños que aparecen en la página css Zen Garden.

En las “desventajas”, por otro lado, continúa siendo medio complicado, para un usuario que apenas sepa qué es un navegador, lidiar con las mil y una opciones que aparecen en el menú “Edit/Preferences”. Además, en mi caso, manejo dos conexiones, una directa y otra a través de proxy. Para IE es indiferente cuál conexión este usando y, por lo general, veo que se inclina por la más rápida. En Mozilla tengo que ir a hacer el cambio de proxy a conexión directa, o viceversa. Y todos esos botones y barritas que me gusta usar, sólo han sido diseñadas para IE, así que cuando tengo que hacer una consulta a la RAE, en el M-W o buscar algo en Google, de vuelta a IE.

P.D.: Acabo de recibir 40 ejemplares de la cartilla. Nunca dejará de ser un parto tocar por primera vez un libro acabado de salir de imprenta y echarle la primera ojeada. Cualquier error que uno encuentre sabe que es irreversible. Tengo que recordar ser 200% más atenta a los cambios de último minuto. Siempre son ellos los que se llevan los errores: me quedó por fuera de la bandera el diseñador de la carátula y el logo tenía que ser solo el de la alcaldía y no el del departamento. Damn!

jueves, noviembre 27, 2003

30's

Hace tiempo recibí este mail y luego me arrepentí de haberlo borrado. Hoy que lo recibo de nuevo y para que no pase dos veces, decidí hacerlo parte de mi blog:

La mayoría de la gente que entró a las universidades el año pasado nació en 1983, para ellos ha existido solamente un Papa que ha durado toda la vida. Nunca cantaron "We are the world, we are the children" y cuando García Márquez ganó el Nobel ni siquiera sabían leer. Tenían ocho años cuando la Unión Soviética se desintegró. No se acuerdan de la Guerra Fría y conocen una sola Alemania, aunque en el colegio les hayan contado que hubo dos. Son demasiado jóvenes para acordarse de la explosión del trasbordador espacial "Challenger" y probablemente nunca sabrán qué fue el "Desafío Pepsi".

Para ellos, el SIDA ha existido toda la vida. No alcanzaron a jugar con el Atari. El CD entró al mercado cuando no tenían ni un año de vida. Nunca tuvieron un tocadiscos y nunca jugaron Pac-Man. Star-Wars se les hace bastante falso y los efectos especiales les parecen patéticos. Muchos de ellos no saben, o no recuerdan, que los televisores sólo tenían 12 canales, una "U" y se cambiaban con perilla; más aún, incluso algunos NO han visto nunca televisor en blanco y negro, y no pueden explicarse siquiera lo que es ver la tele sin un control remoto. Nacieron tres años después que la Sony puso a la venta el Walkman, y para ellos los patines siempre han tenido las ruedas en linea. Y ni hablemos de la normalidad con la que ven un teléfono celular o una PC.

Puede que nunca hayan visto plaza Sésamo, El Tesoro del Saber, Perdidos en el Espacio o El Llanero Solitario. Nunca se meten a nadar pensando en "Tiburón". Michael Jackson siempre ha sido blanco y cómo van a creer que Travolta pudo bailar con esa panza? Nunca oyeron decir: "El avión, jefe, el avión" o "abuelito dime tú". No recuerdan quién era la "Mujer Maravilla", "El Hombre Nuclear", "La Mujer Biónica", o el "General de los Dukes de Hazard" (Hazard?...que es eso?). Tampoco usaron lonchera de metal. Creen que "El Crucero del Amor" sale de Miami cargado de lunamieleros, que los "Angeles de Charlie" es un "estreno" cinematográfico y que cuando se les habla de "CHIPs" piensan en las papas para acompañar el almuerzo. Toda esta gente entró a la universidad el año pasado: ellos son los jóvenes ahora.

Síntomas de que te estás poniendo viejo:
1. Cuando entiendes el texto anterior y sonríes.
2. Cuando, siendo hombre, por fin eres capaz de decirle que NO a una mujer sin remordimientos.
3. Cuando, siendo mujer, por fin eres capaz de decirle que SI a un hombre sin remordimientos.
4. Cuando haces deporte y, orgulloso, le cuentas a todo el mundo que lo haces.
5. Cuando hay remedios en la mesa de noche.
6. Cuando la virginidad hace tiempo ya no es tema de conversación.
7. Cuando los niños con quienes, hasta hace poco, tenías cierta complicidad, ahora te dicen "señor", te tratan de usted o, peor aún, te dicen "tío".
8. Cuando necesitas mucho mas tiempo que una mañana para recuperarte de una trasnochada.
9. Cuando tú mismo cuelgas la toalla después de ducharte.
10. Cuando te molesta que otro deje la pasta de dientes destapada.
11. Cuando tus amigos se casan sin estar apurados.
12. Cuando tus primos chicos te piden cigarros.
13. Cuando tus sobrinos saben mas que tú de computación (esto, puedo decir con orgullo, aún no me pasa).
14. Cuando vas a la playa y puedes pasar todo el día sin bañarte.
15. Cuando ves los partidos y conciertos por la tele, en vez de ir a verlos en vivo.
16. Cuando vuelves a llevar regalo a los cumpleaños, igual que cuando eras chico.
17. Cuando, para hacer deporte, compras ropa que te tape en vez de mostrar.
18. Cuando prefieres ver a un amigo que hablar con el hoooooooras por teléfono.
19. Cuando ya sabes lo que quieres (gracias a Dios).

Fugitivo

Silvio se escapó ayer. Cuando llegué a casa, no estaba en su jaula. No sé cómo, pero logró desarmar parte del techo de la jaula y se salió por allí. Lo triste del asunto es que volvió esta mañana. Sí. Anoche, cuando vi la jaula vacía, no puedo negar que me dolió, pero luego, y tras reiterados pasados esfuerzos por ponerlo en libertad, pues, digamos, que sentí alivio. En realidad su huida fue casi simbólica después del almuerzo que tuvimos ayer mi madre, mi padre, Diego y yo. Empezamos hablando del deseo de Diego de ir a estudiar al exterior y terminamos hablando de mi deseo de ir a estudiar en el exterior. El rumbo de la conversación cambió cuando mi madre dijo que ese ciclo ya estaba terminado en mi vida. Eso, de verdad, me “sulfuró”. Es decir, cómo mi madre puede decir cuándo un ciclo en MI vida puede ya haber terminado? La frase degeneró en una gran discusión. Yo entiendo que ellos no quieren que me vaya, pero siento que me ahogo de solo pensar en quedarme, en desarrollar toda mi vida únicamente aquí, en Colombia.

Diego dice que yo tengo una visión muy macro de las cosas. Es verdad. Cuando pienso en términos de espacio, pienso en el planeta entero y no veo por qué tengo yo que restringirme a desarrollar mi proyecto de vida solo aquí. Cuando pienso en términos de tiempo, la verdad, me pienso a seis meses, a dos años, a diez años, a veinte años, hasta el final de mis días e incluso más allá. Muchas veces fantaseo con dónde estará este material del que estoy hecha en… ¿200 años? Nada muere, todo se transforma (¿quién fue el científico que dijo esa frase? Era un evolucionista, si no estoy mal). Siendo así, qué serán de las moléculas que hoy conforman este cuerpo en 200 años?¿Cuál será el panorama que las rodeará? ¿Qué tipos de objetos estarán junto a esas moléculas, tal vez ya diseminadas por todo este mundo? Los humanos se habrán salido con la suya y habrán logrado terminar con él?

Pienso, también, en que Colombia es muy provinciana y que parte de ello se debe a este medio siglo de conflicto nuestro que nos ha conducido a siempre vernos al ombligo, a pensar que somos el centro del universo y que cada ser en este planeta sabe y está involucrado con él. Pienso, por tanto, en que soy parte de la historia, no de la colombiana sino la universal, aunque la historia jamás llegue a registrar mi existencia.

Ayer, mientras hablaba con mis padres, veía la gran brecha generacional que nos separa. Ellos han vivido una época donde el trabajo era seguro, donde a los 30 y pico ya uno debía estar “asentado”, donde la historia terminaba con su nacimiento y de allí, en adelante, es su presente. Para mí, (¿puedo decir “para mi generación?) el trabajo no es seguro (es poco probable que alguno de nosotros se llegue a pensionar después de haber trabajado 30 años en un mismo lugar), la moratoria social de los jóvenes cada vez se amplia más de tal forma que ahora una persona se está asentando después de los 25, 30, 35 o incluso 40 años. Pero sobre todo, mi generación, ha vivido la aceleración de la historia (al cuerno Fukuyama con su fin de la historia: esto aún no se acaba): ya las naciones no son tal sino bloque económicos y regiones; cada vez es más cierto el efecto mariposa (¿quién propuso eso, también?); y bueno, volver sobre los cambios en la ciencia y la tecnología (la era digital, la clonación, etc.) es ya un lugar común. Por eso me sentí generacionalmente lejana a ellos: porque mi “estructura de pensamiento” responde a este mundo, para mí, realmente inseguro donde yo (en eso sí creo que difiero con muchos de mi generación) he tenido que construir y elegir mis referentes seguros, como forma de tener un norte de orientación y no dejarme arrastrar por las corrientes que cruzan este mundo. Mi padre es de la generación de la esperanza y de la desilusión. Mi madre de las tradiciones, pero de las buenas.

En fin… todo esto para decir que la fuga de Silvio fue como un mensaje para mí que reiteraba mi idea de irme, de arriesgarme. Por eso, cuando esta mañana, mi madre lo encontró en el siete cueros de la casa de los Morales, pues me sentí algo decepcionada. Como si yo hubiera sido la que no había sido capaz de volar mucho más allá. Yo intenté, al principio llamarlo. Pero no funcionó. Como se me estaba haciendo tarde para el trabajo, mi mamá se quedó en el calle insistiendo. La señora Blanquita nos sugirió que le pusiéramos la jaula al alcance de Silvio y… funcionó. Mientras yo me estaba vistiendo, Silvio saltó del árbol a la jaula y se metió en ella. Yo solo salí para cerrarle la puerta.

P.D.: Al fin una buena noticia. India y Pakistán firmaron un cese al fuego entre los dos países en la disputa por Cachemira. Hoy entró en vigor.

miércoles, noviembre 26, 2003

Dazibao

La Real Academia Española ofrece una funcioncita muy interesante. Uno puede adicionar a la barra de vínculos del IE un botón que permite consultar automáticamente el diccionario sin entrar en la página. Super útil (como éste, tengo también la barra de búsquedas de Google y la barra del Merriam Webster). Lo traigo a colación porque introduje para consultar la palabra “integralidad” que mis queridos investigadores usaron en el texto que ya he mencionado. Lo curioso es que a cambio de salir el usual mensaje de “La palabra no se encuentra en el diccionario” me dio la definición de otra: dazibao. Cien puntos para quien sepa qué significa SIN VER EL DICCIONARIO. Yo no tenía ni idea, pero parece intervención “divina” porque la palabreja viene muy bien a mi oficio:
Dazibao
(Del chino dàzìbào, de , grande, zi, carácter y bào, periódico).
1. m. En la República Popular China, periódico mural a veces manuscrito, generalmente de contenido político, expuesto en lugares públicos.

Me gusta la palabreja. Tal vez la use para iniciar otro blog o algo así.

Desquite

Pensión
Hoy es el primer día de pensionada de mi mami. Por fortuna, el día comienza soleado. Eso ayuda. Hoy hay sol de diciembre. No sé si en otras partes será así, pero el sol de diciembre en Bogotá, en Colombia, es especialmente lindo, es cálido, se te mete en los huesos y los entibia, se escurre por las paredes de las casas y edificios hasta colarse por las ventanas como oro líquido. Por fortuna existe el sol. En general, cuando ando deprimida, él es el único que me da el empujoncito para continuar.

Mi mami ha tomado bien su nueva situación, hasta ahora. Mientras en estos primeros días no se quede sola, creo que va fluir con suavidad. Mi papi va a estar con ella en la mañana y en la tarde tiene cita con el médico. A medio día nos encontramos para ofrecerle un almuerzo como bienvenida a su nuevo estado. Ayer, para no dejar pasar la ocasión, también yo le preparé alguito. Teniendo en cuenta mi gusto por la cocina y mis habilidades culinarias, pues creo que me quedó bien. Eso sí, fue a punta de receta. Le preparé:

Espárragos gratinados
Tiempo de preparación: 45 minutos
Número de porciones: :6
Nivel de dificultad: Normal
Categoría: Entradas
Tipo de comida: Colombiana
Light: No
Ingredientes:
2 latas de espárragos
5 cucharadas de mantequilla
2 cebollas cabezonas blancas medianas
5 cucharadas de harina de trigo
1 taza de líquido de los espárragos
2 tazas de leche
1 taza de queso amarillo rallado
1 taza de migas de pan
Sal y pimienta al gusto

Preparación:
Escurra los espárragos y guarde el líquido. Coloque la mantequilla en una sartén grande, derrítala a fuego medio. Fría en ella la cebolla hasta que esté transparente.
Rocíe la cebolla con la harina y revuelva bien mientras cocina durante 3 minutos. Agregue el líquido de los espárragos y revuelva todo el tiempo hasta que la harina se haya disuelto. Añada la leche y continúe revolviendo y cocinando hasta que la salsa espese. Sazone con sal y pimienta al gusto.
Ponga los espárragos en una refractaria que luego pueda ir a la mesa. Bañe con la salsa. Aparte combine el queso con las migas de pan y con la mezcla rocíe el contenido de la refractaria.
Lleve al horno precalentado a 350° hasta que la preparación esté caliente y haya dorado.

Y

Helado de yogur
Tiempo de preparación: 30 minutos
Número de porciones: :4
Nivel de dificultad: Fácil
Categoria: Postres
Tipo de comida: Colombiana
Light: No
Ingredientes:
1 cucharada de jugo de limón
2 cucharadas de agua
1 sobre de gelatina sin sabor
1 taza de fruta fresca picada al gusto
1 taza de yogurt de fresa
crema de leche taza
3 cucharadas de azúcar en polvo
Preparación:
En un recipiente pequeño que pueda ir al fuego combine el jugo del limón con el agua. Vierta encima la gelatina y déjela reposar durante 5 minutos. Cocine a fuego lento revolviendo continuamente hasta que la gelatina se haya disuelto completamente.
En el vaso de la licuadora coloque la fruta y el yogurt. Bata ligeramente. La idea no es licuarlo todo sino que queden trocitos de fruta. Gradualmente, mientras bate, añada la gelatina.
Aparte, revuelva la crema con el azúcar y añádala a la preparación anterior. Revuelva bien y vierta en cubetas para hielo. Lleve al congelador.
Veinte minutos antes de servir saque las cubetas del congelador. Permita que se ablande ligeramente. Parta en trozos, coloque en el vaso de la licuadora y bata hasta que esté cremoso, pero aún espeso y bien frío. Sirva inmediatamente en copas individuales y decore con laminitas de durazno o fresa.

Ambas recetas fueron cuidadosamente elegidas: su tiempo de preparación no debía exceder la hora, ni debía ser muy elaborada. Simplemente yo y la cocina no la vamos. No puedo admitir pasar tanto tiempo en un lugar, dedicándole tanta atención a algo, para que en 20 minutos o menos, el resultado simplemente desaparezca y uno se quede con una montaña de platos por lavar. Por eso y por muchas otras razones admiro a mi mamá. Durante 33 años ha cocinado y se ha encargado de la casa con tesón, con persistencia y sin siquiera llegar a dudar que podría hacer algo más útil para ella (a pesar de lo cual, lo ha hecho). ¿Acaso eso no es amor? Me siento culpable cuando pienso en ello. Dudo mucho que yo llegara a estar sola al frente de una casa con tanta perseverancia. Yo soy más del tipo de pedir colaboración. Lo hago sí, pero no siempre o tareas compartidas. Quizás me animo a cocinar, pero si no tengo que cocinar siempre. Me animo a estar pendiente del carro, si no tengo que hacerlo siempre, etc. Mi mamá es de las personas que hace las cosas que tiene que hacer sin pensarlo dos veces. La pereza no está en el vocabulario de mi mamá.

Reinserción
Ayer, en la mañana, 800 miembros de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC) del bloque Cacique Nutibara entregaron sus armas con el propósito de reinsertarse a la vida civil. Dice El Espectador que están entre los 14 y los 28 años. Algunos medios de comunicación dicen que es la entrega más grande de armas en la historia reciente de Colombia. Me pregunto hasta dónde consideran ellos historia reciente porque hasta donde me acuerdo, creo que mayor fue la entrega cuando el M-19 se reinsertó en 1989. Y en el mismo escenario de Medellín, en tiempos de María Emma Mejía y el sicariato, otro grupo de jóvenes también decidieron entregar las armas.

Creo que el balance de la entrega del M-19 es bueno (digo, sino se cuenta el “pequeño” detalle del asesinato de Carlos Pizarro Leongómez, cuando estaba de candidato a la presidencia en 1990, tema acerca del cual, a propósito, Carlos Fuentes va a hacer su próxima novela). Sinceramente ignoro si así como a él mataron a otros exmiembros del “eme” durante los siguientes años. Imagino que sí. Si eliminaron a toda la UP, si ocurrió con las guerrillas liberales (Guadalupe Salcedo) en los años 50, por qué no con el “eme”. La cuestión es que el “eme” desapareció y sus más destacados líderes hacen parte hoy de la política nacional. Navarro Wolf fue elegido como el mejor alcalde del país (siendo alcalde de Pasto) hace unos años y, así a muchos no les guste, Gustavo Petro ha sido el mejor senador durante ya dos (creo) administraciones.

Me encantaría saber qué pasó con los muchachos de María Emma. ¿En dónde están ahora? Algunos de los que han participado en las películas de Víctor Gaviria (Rodrigo D: No futuro y La vendedora de rosas) han sido asesinados después. Creo que esa misma suerte corrieron algunos más de los de María Emma. Otros, imagino, se unieron a la guerrilla o a las autodefensas, reiniciando el ciclo. Los menos, creo, se habrán quedado en la civilidad.

Y es que, con sinceridad pienso que esas reinserciones, bajo las condiciones realizadas, no son solución. Por un lado, en un par de años o menos, esos muchachos quedarán de nuevo en el aire. La capacitación y las oportunidades de empleo que les dan ahora, dudo que se sostengan. Quizás lleguen a trabajar por unos meses, pero luego, ya no a la mano ni de Dios ni del gobierno, sino a su propia mano, quedarán de nuevo en el aire porque el empleo, bajo las actuales normas laborales del país, es apenas por unos meses. ¿Y luego? ¿El gobierno se encargará de darles otro empleo? No creo.

Por otro lado… hombre, el mensaje que se les da a los otros jóvenes, a los que están dentro de la legadilidad, es que tienen que salirse de ella para que el gobierno los ayude. Según el informe de El Espectador, la mayoría de los que ahora se reinsertan llevaba un año o menos en las filas de las AUC. Sería interesante saber por qué. Yo sospecho que es porque la movilidad es muy alta y los jóvenes recurren a los grupos ilegales (no solo autodefensas sino también guerrilla) como una forma de obtener los ingresos que un empleo formal no les da, porque simplemente no lo tienen. En pocas palabras, habrá un mismo número de jóvenes haciendo parte de las AUC, quizás no de este bloque pero sí de otros.

Por otro lado está el régimen jurídico que se les aplica a estos jóvenes reinsertados. Pasaría mucho más tiempo un muchacho por robarse una bicicleta que estos por estar involucrados por crímenes de lesa humanidad. Lo mismo aplicaría para la guerrilla en caso de desmovilizarla... Si tan sólo no hubieran enviado el ejército a Marquetalia, si hubieran arreglado por las buenas el sencillo problema de tierras de entonces, no estaríamos ahora enfrentando semejante dilema, donde hasta la solución misma es un problema. ¿Qué hacer?

A pesar de todo, entre tener a estos 800 muchachos cometiendo crímenes en Antioquia y tenerlos ahora en un centro vacacional para capacitarlos, pues claro que prefiero lo último. Sólo que, insisto, no es la solución. ¿Por qué diablos no hacen una bendita reforma agraria? ¿Por qué diablos no se inventan una reforma tributaria que ayude a distribuir la riqueza? Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero es más fácil empezar a hacerlo ya que continuar prolongando la guerra.

Ya las calles de Bogotá están llenas de desplazados y supuestos desplazados, porque, claro, al lado del enfermo se alimenta el sano. Gente que uno ve que son “bien”, que no son de los que suelen vivir de la mendicidad. Gente que hasta se les ve el orgullo herido en los ojos por tener que haber llegado a esa situación. Y uno pasa a su lado y, a parte de darles una moneda, tampoco siente que pueda hacer mucho.

Trabajo
Bueno, para mañana voy a tener, al fin, las primeras muestras de la cartilla. A pesar de todo el corre-corre, en términos laborales, creo que este fue un buen año. Bajo mi coordinación se lanzó el sitio en internet del proyecto, se han publicado hasta ahora tres libros y van a salir otros tres de aquí a final de año. A veces cuando uno ve las cosas muy en detalle, pierde la dimensión total de ellas. El día a día se ha vuelto monótono y eso me mata. Pero cuando veo en retrospectiva, creo que ha valido la pena. Y hablando de trabajar, manos a la obra…

martes, noviembre 25, 2003

Dos semanas completas

Después de dos semanas puedo volver a escribir. El libro de lineamientos de política de juventud tiene que estar para la semana del 15 de diciembre y, teniendo en cuenta que apenas si estaban listos los textos, pues he tenido que trabajar a marchar forzadas. Es increíble cómo personas con no sólo formación académica sino, sino siendo investigadores puros puedan escribir tan mal. La mayoría de nuestros académicos creen que entre más complicado escriban, equivale a que más elaborados son sus pensamientos. Para nada. No sólo no escriben bien (rompen por completo la estructura de la oración: frases sin verbo, o sin sustantivo, o sin complemento, la tautología ronda por todas partes, etc.) sino que ello es sólo clara muestra de la confusión de sus ideas. Es evidente la falta de plan al momento de comenzar el texto. Simplemente empiezan a escribir según se les ocurren las ideas. Como en otras ocasiones, tuve que re-escribir el texto (no todo el libro, sólo lo correspondiente al capítulo del escenario deseable) y eso lleva tiempo.

Hoy, por fin, empieza la diagramación. El jueves espero tener las primeras pruebas para corregir. El próximo martes debemos estar entrando a máquinas. Ojalá cancelaran el lanzamiento del libro para el 15. Ojalá se pudiera hacer entrega de la política en el Consejo de Política Social. Ojalá.

Muchas cosas han ocurrido en estas dos semanas: cayó la cúpula militar y tenemos nuevo ministro de defensa. Han surgido más escándalos por malversación de recursos por parte de los militares. Lo más triste de lo sucedido es que nada de esos malos usos se habría sabido de no ser por la “riña” entre un empresario (Pedro Juan Moreno, “íntimo” de Uribe) y el hace dos semanas director de la policía de Medellín, general Leonardo Gallego. Hace unos años este general acusó a Pedro Juan y a su padre de tener vínculos con el narcotráfico. El pequeño error del general es que el padre de Pedro Juan llevaba muerto más de 15 años. La “inteligencia” militar, por supuesto, dejó en evidencia todo su ineficiencia. Pero Pedro Juan, al mejor estilo de las películas gringas, juró vengarse del general. El resultado, la caída del general… y de toda la cúpula militar que también estaba enredada en los mismos líos. La revista Semana se encargó de dar a conocer el escándalo, pero Pedro Juan fue quien estuvo siguiéndole los talones a Gallego hasta que le encontró su talón de Aquiles. Y cayó. Cayeron.

A raíz de este episodio, ahora sí, el periodismo colombiano se ha dado a la tarea de esculcar en las cuentas de los militares para descubrir –oh, sorpresa- lo que todos sabían: las FF.MM se gastan la plata en dulces, antigüedades, alojamientos en hoteles, chefs, licor importado, finos bolígrafos, serenatas con mariachis y tríos, y ponchos.

Pero para subir el ánimo (¡ja!) al día siguiente descubren que la gerente de Empresas Públicas de Medellín también se gastaba sus pesitos en detalles como una vajilla de 90 millones de pesos, viajes charter y lujosos hoteles, por aquello de las relaciones públicas, claro.

En fin… no he estado de buen ánimo en los últimos días. Simplemente encuentro deprimente vivir en este mundo. Si para descansar de las noticias de Colombia, veo el exterior me encuentro con el cuasi golpe de estado en Georgia y no puedo dejar de pensar que los gringos son unos h.p. No dan puntada sin dedal, sencillamente. ¿Será mucha paranoia mía pensar que ellos están detrás de ese golpe y pretenden, así, sacar el petróleo de Iraq? Dicen por ahí, piensa mal y acertarás.

Mi mamita se retira hoy de trabajar. Después de 33 años, se pensiona. Otros estarían contentos, ella, triste. Todos los días previos a pasar la carta de la renuncia estuvo vacilando y al fin se decidió. Hoy se fue con los ojos llorosos. Me preocupa. Siendo la mujer tan activa que es, me preocupa. Desde mañana, se va a levantar y tendrá que crearse una nueva rutina. He visto cómo muchas personas simplemente se deterioran después de pensionarse. Ella, por ahora, tiene lo de su posgrado, quiere continuar con el yoga y unas clases de pintura, pero sé que no es suficiente. Y ahora que Diego tampoco está en la casa, creo que sus días se van a hacer eternos.
Eso ha cuestionado mi viaje a Australia. Pero también me imagino yo, aquí, para siempre y lo que veo es que quien se deterioraría sería yo. No sé, no sé… La vida podría ser más fácil.

Otras cosas:
El viernes en la noche vi Mistic River, y el sábado Kill Bill. Ambas me gustaron, pero mi estado de ánimo no me permite dar una opinión “objetiva”. No sé, hay algo que me está impidiendo aislar mis sentimientos de mis pensamientos. Un intento, sin embargo:
Mistic River: Clint Eastwood es, definitivamente, mejor como director que como actor. Nunca me gustaron sus papeles de cowboy. La película tiene algo de tragedia griega (en una crítica leí que tenía era de drama shakespeareano). Creo que el parlamento de Sean Penn es el que mejor establece eso, dice algo como “Katie, yo sé que he influido en tu muerte pero no sé cómo”. Nuestras acciones se devuelven en nuestra contra como un bumerang. Pensando que estamos evitando un mal futuro, en realidad lo apuramos, como en Edipo Rey. El destino es implacable, no importa lo que hagamos para rehuirlo. Eso, creo, está en el trasfondo de la película, no es en lo que yo creo, para nada. La actuación que más me gustó fue la de Tim Robbins. En realidad se siente en el personaje el drama que vivió de niño. Sean Penn, por el contrario, no. Es decir, después de perder a una hija, yo hubiera esperado más dolor, no lágrimas, sino dolor, y no lo vi. El papel de Kevin Bacon es casi marginal y no le aporta mucho a la película, y mucho menos la historia de su personaje (Sean Devine) y la esposa de éste. Parece el clásico elemento gringo moralista del chico que hace las cosas bien y le resultan bien. La historia de Dave Boyle (Tim Robbins) es lo contrario, es la tragedia. Su personaje concentra todo el drama de la película. La muerte de Katie Markum, la hija de Jimmy Markum (Sean Penn) y la solución medio facilista del crimen es apenas la excusa para contarlo. Si la frase de Jimmy Markum introduce la idea de que la película es un drama griego, la historia de de Dave lo confirma: no hay forma de exorcizar nuestros fantasmas, ellos siempre nos seguirán, nos perseguirán y nos acabarán. Es Edipo ciego, caminando por Tebas, pero solo, sin ninguna hija que lo acompañe. Y lo mejor que le podría suceder a ambos, es que los relevaran de esa carga, aunque ellos piensen que están cerca de ser redimidos de ella.

La charla final de Penn y Bacon es… floja… digo, podrían haberla hecho mejor teniendo en cuenta que es el momento en que los engranajes del destino empiezan a moverse de nuevo. A Markum ya el destino le ha cobrado una vez sus faltas, con Devine parece que estuviera a paz y salvo, pero queda la deuda con Dave pendiente, para ambos.

Kill Bill: qué decir. Es Tarantino, con una diferencia, ya sus escenas de violencia son tan irreales que no causan el impacto de otras como las de Pulp Fiction o Natural Born Killers. Es buena, nadie dice lo contrario, pero en cuanto a la violencia es como las segundas y terceras partes de las películas de terror: piensan que entre más sangre se muestre más impactantes son. Y no, no es la sangre sino la presunción de la sangre la que impacta. No es el golpe, sino la presunción del golpe el que impacta. Bueno, hay que reconocer, por supuesto, que es un homenaje a las más flojas películas de acción y de karate de los años setenta, es decir, de insinuación poco y de “evidente” mucho (mucho ángel de charlie -además de la voz en off de Bill y el montón de mujeres-, mucho avispón verde, etc). Los efectos especiales, muy buenos. La actuación de Uma Thurman no me impactó. Digo, uno esperaría más ira en sus ojos y menor temblor al sostener el sable después de lo que le ha pasado. La narración y estructura de la película son buenas. Serían excelentes si ya no existiera el precedente de Pulp Fiction. Digo, el problema de hacer genialidades es que la siguiente genialidad TIENE que superar a la anterior. Como guión y dirección de Tarantino, y como solo guión de Tarantino, me siguen gustando más Pulp Fiction y Natural Born Killers. Y bueno… parece que ahora el patrón es dejar todas las películas en continuación.

martes, noviembre 11, 2003

Hipótesis

El cambio de la ministra de defensa sigue estando en el centro de atención de los medios. ¿Por qué se fue Martha Lucía? En el aire ya se ha formado una hipótesis que nadie se atreve a formular, pero en la que todos secretamente creemos. Más allá de los incidentes diplomáticos con Ecuador, Venezuela y España, Martha Lucía se metió donde no debía; ese lugar es la administración del presupuesto del ministerio. No importa si ella resolvía que aflojaba el acecho a la guerrilla o lo aumentaba, no, mientras no se metiera con la administración del presupuesto. Y es que todo mundo sabe (también, en secreto) que en el manejo del presupuesto de las FF.MM hay mucho chancuco. Dice hoy El Tiempo:
Es un secreto a voces que la decisión de Ramírez de intervenir directamente en los procesos de pliegos de licitación y adjudicación de compras, la enfrentó desde el comienzo con el comandante de las Fuerzas Militares, general Jorge Mora, y a través de él, con otros miembros de la cúpula.
¿Pero por qué sacarla ahora? ¿Por qué no antes del referendo? La tensión con la cúpula militar de la ministra (de características casi pueriles) y las salidas en falso no son nuevas y peores cosas se han visto antes en otras administraciones, sin que les haya costado el puesto a los ministros. Esta es mi hipótesis: creo que el fracaso del referendo está teniendo consecuencias mucho mayores que las previstas. Creo que quienes más ventaja están sacando de ello no es ni siquiera la oposición sino los mismos que se dicen apoyar a Uribe. El fracaso del referendo puso en evidencia que Uribe no cuenta con el apoyo popular que se pensaba (sin embargo, no sé que esperaba Uribe si en Colombia un presidente es elegido y se sostiene con menos de la tercera parte del censo electoral). La cuestión es que quienes sí lo apoyan, los grandes, la pesada del país, le están cobrando su apoyo a Uribe. Primero, los empresarios. Segundo (y más temeroso aún) las FF.MM. Londoño era insostenible, eso está claro. Pero Martha Lucía, a pesar de todos sus descaches, hizo un buena trabajo, al menos, si nos ceñimos a los parámetros de Uribe: impulsó las políticas de reinserción, transparencia en materia administrativa, mostró buenos indicadores de gestión y fortalecimiento y ampliación de la asistencia estadounidense. En fin... pero a los militares no les gustaba y para mantenerlos contentos, para evitar el malestar entre las filas, yo creo que ellos le sugirieron, como saben hacerlo, la destitución de Martha Lucía. Uribe guarda, de todos modos, algún margen de maniobra y, tal vez (hay que recordar que esto es sólo una hipótesis), no se dejó imponer un ministro al gusto de los militares y se la está jugando por el otro sector que lo apoya (dándoles contentillo, claro, con dos carteras): los empresarios. ¿Muy maquiavélica la hipótesis? Tal vez... pero después de enterarse de algunas jugadas similares en la historia, pues... por qué no podría ser esto cierto?

lunes, noviembre 10, 2003

Ahora fue la ministra de defensa

Aunque la semana pasada todo el gabinete presentó renuncia protocolaria al presidente (nunca he entendido esa desgastante costumbre), ayer, sin previo aviso, Uribe aceptó oficialmente la renuncia de Martha Lucía Ramírez, la ministra de defensa. Todos quedamos viendo un chispero. ¿Cómo así? ¿Por qué? Yo, al menos, no esperaba esto y menos tras la renuncia de Londoño. Los dos ministros estrella de Uribe por fuera del gabinete, en menos de una semana???? ¿Cómo así? ¿Qué está pasando? A mí no me gusta Uribe, no comparto muchas de sus ideas, pero de ahí a que apoye el desmoronamiento de su gobierno, pues no. Digamos que yo le reconozco a Uribe sus buenas intenciones: él quiere, como todos -creo- la paz del país; aunque para llegar a ella pretenda hacerlo por vías que yo no comparto. OK. Hasta ahí está claro. Pero, no sé, me genera cierta solidaridad con él pensar en que todo el esfuerzo, todos los planes, toda la energía con la que Uribe llegó a la presidencia se hayan estrellado contra la implacable realidad de que por más que él quiera, hay demasiado atravesado: desde las propias y legítmas entidades y figuras democráticas (como el triste referendo o el Congreso), hasta los grupos políticos que decían apoyarlo, la empresa privada, los compromisos internacionales, los medios de comunicación que lo inflaron hasta más no poder, todo, todo. Y, quizás ni siquiera él mismo lo acepte, Uribe es un simple humano. La cuestión es que el referendo creo que lo puso K.O y ahora está cediendo ante las presiones, reales e imaginarias, de todos esos grupos. Creo que la aceptación de la carta de Martha Lucía responde a eso. Creo que está trastabillando. Es cierto que las relaciones de ella con la propia cúpula militar han tenido sus momentos de tensión, que se le salieron un par de declaraciones que no debía, pero de ahí a que sea motivo para que saliera del ministerio, no creo.

Sin siquiera insinuar que me hubiera gustado que pasara el referendo para evitarle a Uribe el stress que parece le está produciendo, ni mucho menos, sí, por el bien de todos, me gustaría ver a Uribe en sus cabales. Para ello, primero que todo, debería creo confiar menos en los medios de comunicación que lo agrandaron tanto (y él mismo se creyó eso). Lo segundo, uffff, intentar ver quiénes son sus verdaderos amigos (Vargas Lleras no es uno de ellos). Tercero, bueno, y por el bien de todos, hombre, cómo me gustaría que intentara una salida no militar al conflicto. Incluso el titular principal de hoy, de El Tiempo, es que el secretario general de la ONU afirma que no hay salida militar al conflicto. Para empezar, yo creo que es sano reconocer dos cosas: una, la reforma agraria, tantos tantos años evadida, hay que hacerla; dos, la guerrilla (ni FARC, ni ELN) son delincuentes. Un grupo unido solo por la delincuencia no dura 50 años y más encima, en permanente crecimento. Ese sólo hecho, ya da para pensar. Es importante dejar de demonizarla y empezar a escucharnos de parte y parte. La guerrilla escuchar, realmente escuchar qué quiere el gobierno; y el gobierno, qué quiere la guerrilla. Ya con que nos escucháramos sería un paso gigantesco. Tercero, sería bueno abandonar la idea de que la guerra es la que nos tiene jodidos (qué pena por lo de "guerra"). Israel también está viviendo un conflicto tenaz y no tiene la crisis económica nuestra. Y sí ellos reciben ayuda de E.U., pero nosotros somos los terceros que más "ayuda" recibimos (después de Israel y Egipto). Además, la economía colombiana ha sido ejemplarizante en la región. Mientras muchos países latinoamericianos se "totiaron" durante la década de los ochenta gracias a la crisis de la deuda, a nosotros nos fue mucho mejor. Ni la guerrilla, ni el narcotráfico son los culpables de la situación de inequidad (social, política, económica, legal, etc.) en la que vivimos.

Pero esto último no creo que lo haga Uribe. Ya con verlo tomando decisiones menos reactivas a las circunstancias, me tranquilizaría.

Colofón: Jorge Alberto Uribe Echavarría, otro paisa, es el que remplaza a Martha Lucía. Ni idea del tipo. Lo escuché esta mañana en La FM y no me gustó. Hasta promotor de paras será.

viernes, noviembre 07, 2003

Londoño-Sabas Pretelt de la Vega

Ni el escándalo de Invercolsa, ni las malas relaciones con todas la entidades del Estado, ni el fracaso del referendo habían sacado de Fernando Londoño del ministerio. Ayer, por bocón (el pez muere por la boca) y bueno, porque le llegaron todas juntas, cayó Londoño. En realidad, todas las pasadas embarradas contribuyeron a eso. Pero sinceramente es estar uno muy de malas para que justo cuando el hombre está "disuadiendo en privado" a la bancada conservadora de que mantenga su apoyo a Uribe porque de lo contrario él y el presidente Uribe renunciarían, avocando al país a una terrible crisis, justo en ese momento, esas palabras estuvieran siendo amplificadas por un parlante que ya estaba listo para la conferencia próxima a realizarse una hora después, pero más de malas aún es que ya a esa hora, un periodista, gracias al pico y placa, hubiera llegado, escuchado, grabado, retransmitido y claro, chiviado al resto de humanidad. Eso es estar uno mucho de malas.

Total, hoy 7 de noviembre de 2003 ya contamos con un nuevo ministro que, como registra la nota de El Tiempo, es conservador uribista (que es como decir limonada de mango), vinculado al sector empresarial toda su vida y dicen, tiene fama de conciliador.

jueves, noviembre 06, 2003

Gestos

Hay una parte de nosotros que nos nos pertence, sino les pertenece a los demás: nuestros gestos. Sí, nosotros somos sus autores, pero con total inconciencia de ellos. A cambio, los demás, son sus recipientes. Se quedan en los ojos, en los oídos, en la piel. Gestos... Sólo la imagen intenta capturarlos, la fotografía, el vídeo, el cine. Por fotos y videos me he dado cuenta de mis propios gestos. Pero no, no es de los míos que quiero hablar sino los de mi padre y mi madre

Todas esas pequeñas maneras, entonaciones, son las que nos hacen particulares. Y son, en últimas, las que extrañamos. Quisiera intentar aquí capturar en palabras algunos gestos de mi padre y mi madre.

Mi papá, primero que todo, es un alma gentil que refleja eso en su expresión corporal (qué término tan frío para algo tan cálido).
Primer gesto para coleccionar: Cuando presta atención a las palabras de alguien, mi padre suele apoyar los codos sobre la mesa (si la hay) y una mano se descuelga sobre la otra. La muñeca doblada forma un ángulo casi agudo. Se podría pensar que está en tensión la mano, pero no, ambas descansan, caen, permanecen relajadas. Las manos de mi padre son trigueñas pálido. Bajo la luz del bombillo de la sala, se ven algo amarillas. Sobre el metacarpo (recordemos algo de anatomía de bachillerato) del meñique y sobre cada una de las primeras falanges, sobre sale un vello escaso, pero grueso y oscuro. Son manos de escritor. Sus uñas tienen relieve a lo largo, desde la madre hasta el extremo opuesto (nunca muy largo), pequeños surcos, que sin embargo se notan. Mientras escucha, a veces sienta el mentón sobre estas manos relajadas y lo mira a uno fijamente, mientras a veces levanta las pobladas cejas que forman una "v" invertida, al extremo externo de las cuales se forman, por encima y por debajo, dos pequeñas arrugas, y él dice "ajá, ajá". Con el tiempo, sus ojos, algo claros, también se han llenado de pequeñas venitas rojas, terigios que llaman. Sus labios, se unen en un punto, como si fueran a dar un beso, pero en realidad, son sólo reflejo de la atención que está prestando. A veces, también mientras escucha, levanta las gafas con el dedo índice, por debajo del marco y las acomada de nuevo en su lugar. Cuando uno ha terminado de hablar, puede extender una mano, con suavidad, hacia un servilleta cercana, que dobla y pasa dos veces la mano sobre el pliegue, para luego depositarla al lado, también con tranquilidad. Se puede echar un poco atrás, con todo y silla, toma aire y habla. Su voz es grave, en alguna ocasión trabajó en radio y su práctica docente han contribuido a que sea clara y se proyecte sin gritar. A veces, muchas veces, no he estado de acuerdo con él. El tiempo pasa y me doy cuenta que tenía razón. La mayoría de veces, él espera hasta que eso pase y nunca dice "yo se lo dije", porque él, como buen maestro, sabe que es el camino el que enseña y él se alegra cuando sus alumnos logran alcanzar finalmente el conocimiento.

¿Quién es Mirta Berttoti?

Simplemente no puedo creer que un blog tan bueno como el de weblog de una mujer gorda sea hecho por la respetable señora que dice ser su autora.
Dos teorías:
1. Su autor o autora es alguien que no sólo tiene un gran conocimiento de diseño para internet, de herramientas para blog, no tiene más que hacer en este mundo, sino que es de una imaginación desbordante, o,
2. Doña Mirta Berttoti realmente existe, realmente es ella quien escribe todo ello, pero hay alguien que la ayuda en la parte técnica (¿su supuesto hijo Nacho?) y por supuesto es una señora super desinhibida.

E-government

Ayer asistí a una conferencia sobre e-government. La organizó Axesnet, la empresa con quien venimos trabajando en el proyecto. Me gusta eso de que la empresa privada se anime a hacer conferencias sin un aparente ánimo de lucro, sólo por el mero hecho de contribuir al debate. Me gusta.

E-government. En realidad esperaba escuchar algo distinto. Aún cuando ni siquiera los sitios oficiales de otros países como Estados Unidos o Australia lo tienen, esperaba escuchar a alguien que pensara el e-government más en términos políticos que del simple uso y beneficio que otorgan las TIC. Quería escuchar algo más en la línea de la participación ciudadana. La idea me ronda a raíz de los varios artículos acerca de la responsabilidad de los medios de comunicación en la construcción de sociedad que publica la Iniciativa de Comunicación.

De alguna forma, la idea que tengo es una extensión de la que originó mi tesis de la Central: la que los orígens del periodismos no están en el momento de la creación de la imprenta sino en el deseo de comunicar, de contar, de dar testimonio de lo que ocurre. Igual con las TIC. No es el funcionamiento per se de ellas, sino lo que se puede hacer con ellas lo valioso que encuentro. No es cuestión de simplemente adoptarlas en un contexto y trabajar en que las personas dejen de usar el computador como máquina de escribir, sino de acomodarlas a cada contexto particular, según las condiciones de cada comunidad. Por ejemplo, medir el nivel de literalidad de las personas y su inclinación o no a usar nuevas tecnologías. Ver cómo esas nuevas tecnologías pueden ayudar a esa comunidad en particular. Trabajar en conjunto con otras tecnologías para sacar adelante a esa comunidad, etc. Pienso yo, en algo más integral, en algo que le dé más participación a las personas, en donde sean ellas quienes se piensen y ejecuten las acciones.

Al final de la jornada, me dio gusto darme cuenta que si desarrollo esto para mi tesis, va a ser algo realmente novedoso y propositivo. Algo que puede ser realmente útil.

lunes, noviembre 03, 2003

Pitalito

Y bien... hace 45 minutos llegamos de Pitalito. Yo vine manejando desde Aipe. Ufff me siento orgullosa de mí. Llevo tres meses de manejar, en serio. Los diez años pasados no cuentan en realidad: ni siquiera el curso ese malo que hice de conducir. El detonante que me impulsó a hacerlo fue pensar que en Australia es obligatorio manejar para sobrevivir y viajar, claro. Así que cuando manejo, me imagino muchas veces manejando allá. Aunque es realmente emocionante manejar a través de ese verde intenso del sur del Huila. Es realmente muy lindo ese paisaje.

Resumen rápido de estos días:
Viernes: viajamos a Pitalito mi papá, mi tío Pepe, Laurita y yo. Bien, estuvo bien el viaje. Mi papá manejó primero y yo fundida todo el tiempo hasta Castilla. Luego manejé yo hasta Aipe (ya pude hacer avances sin asustarme... tanto). Luego mi tío hasta Pitalito. Llegamos como a las siete (otro tanto de ese camino, también lo dormí). Mi abuelita está increíblemente bien. Tía Flora la vi algo gordita. Además de Yolanda, en estos días las acompaña una niña Carmen o Laura Sofía (tiene los dos nombres). Es nacida allá pero criada acá, en Bogotá. Super pila, ingeniosa y cocina rico. Personas como esas son las que deberían tener más oportunidades en vez de simplemente encargarse de los oficios de la casa de alguien más.

Pequeño paréntesis para hablar de Laurita [suspiro] Esa niña, para mí era un pequeño geniecito en potencia hasta antes de que entrara a estudiar en forma. Era muy fluida para hablar, desenvuelta, amigable, y un amor en general. Alguien como ella es la que me hace dudar sobre la educación como formador e impulsador de las habilidades que cada uno tiene. No pongo en duda que para la mayoría de los niños la educación les dé una estructura y unas reglas de convivencia. Pero Laurita... no sé, si hubiera estado en un colegio distinto, si no hubiera escuchado tanto "no" adulto, esa chiquilla sería un genio. Ahora y gracias a la educación y a la "malformación" que recibirá de los adultos que la rodean (no me consta) se ha convertido en una niña común, normal, con las mismas conversaciones sosas de la mayoría de niños.

Sábado: acabé de leer "Yo, otro" de Imre Kertész. Al fin. Aquí en Bogotá no se puede leer. Allá, despaché las pocas páginas que me faltaban en un par de horas. El libro es... bueno. Aunque tiene incluso un epígrafe de Pessoa, no es como Pessoa, pero muchas frases me llegaban como las de Pessoa. Como a la base misma de mi angustia. Como a lo primigenio de mi alma. Tuve que leerlo con cuidadoy me gustaría leerlo de nuevo, de una sola sentada. A ver si alguna vez lo logro.

Mi padre asistió al taller que dicta allá. Yo lo llevé y recogí con mi tío y Laurita. Como Pitalito estaba de ferias, nos fuimos con Cecila Vargas, Gerardo Meneses y una señora Leo a pasear la feria. Algo de antropología urbana, de vez en cuando no cae mal (perdí la conexión, mejor publico ya, no sea que pierda todo).

Domingo: misa por el alma del abuelo. Aún no escucho en labios de un sacerdote razones para volver a creer y mucho menos a ser católica. Eso es puro conductismo y repetición hasta el cansancio de las mismas frases vacías que se dicen con la esperanza de que sean verdad.

Asistieron también Eliana (la liberaron el jueves pasado hace ocho días) y sus niños; Jenny, John Jairo y sus niños. Yo sinceramente pienso que ella es inocente. Que si algún crímen cometió fue no haber denunciado a tiempo. Lo importante es que está libre y con sus niños. Ese día en la tarde, en una feria exposición equina (no puedo dejar de asociar el tema de caballos finos con burros tapados en plata), Eliana me confesó que no sabe si aún quiere a Luis Humberto. Después de lo que le hizo, francamente, yo de ella intentaría dejarlo en la calle si pudiera.

Lunes: regreso. De vuelta al mundo real.

miércoles, octubre 29, 2003

Historia

Siempre me he preguntado cómo luciría uno de esos grandes días que registra la historia: un 12 de octubre de 1492 o un 20 de julio de 1810 o un 9 de abril de 1948. Pero también me he preguntado cómo luciría el primer día de una de esas grandes épocas también de la historia: el primer día de la revolución industrial, el primer día del inicio de las monarquías y también el primer día de su fin. Imagino que nadie notó el primer signo del cambio: pudo haber sido un día lluvioso como cualquier otro. Y el comienzo de esa era pudo ser un hecho insignificante: un labriego que dudó del poder de un rey sobre él, por un instante, como un flash. O quizás empezó como un malestar inconsciente que se fue generalizando. Algo de nada, algo que terminaría por doblar el curso de la historia.

Yo me sentí viviendo ese día o esos días este pasado fin de semana. Con base en lo que había visto y escuchado, pensé que el referendo no iba a pasar y que Lucho iba a ganar. Pero hoy, a una hora de que hable Uribe, después de dos días de silencio, aún no puedo creer que haya sido así. Me levanté el lunes y me dije: “Así luce el primer día en que la izquierda en Colombia subió a un puesto de poder en el país”. Era una mañana soleada, brillante, clara. Y me sentí viviendo la historia. Me sentí parte de una corriente que lenta y silenciosamente a traviesa América Latina y que está cambiando las cosas. No para bien, no para mal, pero sí una corriente que se mueve. No importa cuál sea el desenlace de las cosas, hoy, 29 de octubre de 2003, Brasil tiene un gobierno de izquierda; Argentina tiene un gobierno que si al menos no se ha declarado de izquierda parece afín a ella; Bolivia acaba de tumbar a Gonzalo Sánchez de Losada, el exponente el neoliberalismo; Venezuela tiene a Chávez. Chile se dice socialista aunque no parezca. Y Colombia, esta Colombia que duele, Colombia, de forma casi imperceptible, tiene, no sólo en la alcaldía de Bogotá, sino también en la de Medellín y Cali, las dos siguientes ciudades más importantes del país, al Polo Democrático Independiente, de extracto popular y arraigo en la izquierda, en el poder. Estoy viviendo un trozo de historia del que me siento orgullosa.

El domingo, cuando Lucho habló me emocioné mucho porque empezó su discurso como pensé que debía empezarlo: recordando a los muertos, a Bernardo Jaramillo Ossa, a Manuel Cepeda y a otros. Cincuenta años de lucha, política y armada, de muertos, desaparecidos, acallados y hoy, en medio del más radical gobierno de derecha que hemos tenido, subió la izquierda al poder. Nadie lo veía venir. Ni siquiera la misma izquierda. El Che o Camilo Torres deben estar muertos de la risa en sus tumbas y se dirán a sí mismos que esto es mucha ironía. Años de lucha, de sangre, de frustración y esperanza, de una guerrilla que empezó siendo un puñado y ahora son miles; de un partido político totalmente eliminado; de bombas, de enfrentamientos, de propaganda y malditismo; de nunca haber tenido un minuto en radio o televisión en que el tema de la guerra no estuviera presente. Y hoy, hoy la izquierda está, democráticamente elegida, en el poder. Parece que estamos doblando el espinazo de la historia.

No sé si en realidad la logremos doblar. Espero que sí. Espero que Lucho haga una buena administración. Temo por todas las fuerzas que se están reuniendo en su contra. Temo que este país se polarice más, cada vez más. Quizás estemos entrando en la última etapa: en la de la solución final o la de la hecatombe final. Aquí estamos, Bogotá, 29 de octubre de 2003, 7:25 de la noche. El referendo no pasó, le faltaron apenas unos puntos. Ganó Lucho en Bogotá; Sergio Fajardo en Medellín; y Apolinar ... en Cali. Ayer hundieron el proyecto de reelección presidencial. Lo hundieron los mismos que dicen apoyar a Uribe, porque ellos también están ansiosos de poder. Este es un hecho, como la división interna de las autodefensas, que me hace pensar que Colombia se dirige a crear su propio destino, el que mira el 60% de pobreza y el 30% de miseria; el de sus grupos indígenas y negros; el de un país que no puede continuar mirando a otros hemisferios y copiar lo que ellos hacen; el de un país con grupos guerrilleros, que a diferencia de las autodefensas, a cambio de dividirse se han fortalecido y crecido; el de un país con una capital cada vez más madura políticamente. El de un país que se tiene que mirar así mismo y se tiene que dar soluciones salidas de su propio seno. Mi país.

miércoles, octubre 15, 2003

Soy mala lectora de poesía. Me gusta, sí, pero prefiero la prosa. De un lado, todos se creen poetas, así que encontrarse un libro de "poesía" puede ser algo frustrante. Por otro lado, crecí leyendo prosa. La poesía vino después en lomos de Barba Jacob. Luego he leído otros grandes como León de Greiff, Huidobro, César Vallejo, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Neruda, etc. Whitman me gusta, pero no me mata. Igual Rimbaud, Baudelaire o Verlaine. Quizás se deba a la traducción. Ni siquiera Poe me gusta mucho como poeta. Es que en la poesía el lenguaje está presente en todas sus jackbosinas dimensiones. Y como dice la frase: traduttore, traditore.
En fin... toda esta introducción para decir que tuve un grato tropezón con un libro de poesía (sin comillas). Su autora es Antonieta Villamil. El libro, Los acantilados del sueño. Sólo un poema para apreciar la calidad:

Los acantilados del sueño
Cuando la negra estepa se derrama con su luna y su flagrante indicio de luciérnagas lejanas sueña, contorsionados pájaros bajo sus párpados le blanquean el ojo y tiemblan las membranas del sueño bajo fugaces pestañas.

Sacan de su quicio
de huesos a un alma
que exhausta se fuga
entre los astros
del cuerpo.

Toda la masa del día regenera su paso y amance y se abre el ojo con su luz que ha trasegado los acantilados del sueño.

Pasa la fugaz
película de parajes
enroblecidos con
un buril que destella
rostros, voces,

en los siniestros resplandores de lo soñado, cuando la negra estepa se derrama con su lunática mantarraya y su escamoso indicio de peces ahogados en los extraños manantiales de aire en que se mece el sueño, cuando la negra estepa se derrama.


Solo el tema del sueño ya me recuerda a Sor Juan Inés de la Cruz, sin contar con la construcción de las frases y el contraste de las palabras. Es barroco, sí, pero también es moderno. Es una voz que revive una experiencia que todos tenemos. Qué bueno es encontrarse con un buen poema.

viernes, septiembre 19, 2003

El presente es como agua entre las manos

Hace mucho, pero mucho tiempo no caminaba por La Candelaria. Desde los tiempos de Carlos Mauricio. Ése fue uno de los lugares que dejé de frecuentar para evadir su fantasma. Tengo que decir que lo logré. A veces lo recuerdo y me duele recordar el dolor que sentí por él. En fin... no es él el tema de este momento, sino La Candelaria y el tiempo que nos atropella.

La vi distinta: antiguas tiendas que hacían parte del paisaje como cicatrices en la piel, simplemente desaparecieron. Antiguas casas que admiraba por su arquitectura, ahora son tiendas. El cambio no me pareció mal. Sentí que era un lugar que se renovaba, sentí un lugar vivo. Entré a un café y comí un croissant de chocolate con un café. El lugar bonito, iluminado, claro, como me gusta. El croissant se veía delicioso. La música, tranquila. La atención, pésima (aquí no saben lo que es un cliente). Al final, el croissant resultó ser menos rico de lo que se veía.

Prácticamente La Gran Colombia se ha devorado la cuarta. ¿Calidad de la universidad? ¿radicalismo del rector -José Galat- que ha llevado a que lo apoyen en todos los sentidos? ¿Negocio? Ve tú a saber, pero la universidad casi de garaje de hace unos años, se transformó en tremenda universidad.

Me gustaría tomarle fotos a La Candelaria y verlas en unos años. Me gustaría tomarle fotos a la ruta que a diario tomo para venir a casa y ver cómo se transforma la ciudad... pero en fotos. Porque yo definitivamente me quiero ir. No me imagino viviendo para siempre aquí. Y no es porque me moleste la ciudad o el país, con todos los peros que pueda tener. Sino que yo me siento habitante de este planeta, no de una ciudad, no de un país. Ojalá puedan mis ojos ver muchas, muchas cosas. Creo que tengo la esperanza de encontrar al ser humano honesto de Diógenes pero me da miedo encontrar en cada rincón del planeta al ser humano que ya conozco, con quien, sinceramente me siento avergonzada de compartir la misma especie. Yo sé que se pueden ennumerar infinitos logros del hombre; como también infinitas atrocidades que ha cometido; y siento que una sola atrocidad, borra todos sus logros. En fin...

Hoy, me siento bien, con energía. El trabajo donde estoy me gusta y en parte es porque los muchachos me transmiten cierta esperanza de que las cosas pueden cambiar. Es chévere trabajar con ellos, para ellos. Y aunque me tienta la idea de especializarme en el tema y quedarme, inmediatamente me asalta la angustia y sé que quedarme es un error.

Mi día en datos: llegué tarde a la oficina. Tengo tanto trabajo que simplemente no pude trabajar. A penas alcancé a encargarme de un par de cosas. El resto las tengo descuidadas y temo que me tomen ventaja, pero es que sencillamente no puedo con todo. Intenté levantarme a las cinco de la mañana para estudiar inglés. Me pudo el sueño y el frío. Total, me levanté a las seis y media y llegué a las nueve a la oficina. Camilo me contó de los cambios en las publicaciones de los escenarios. No cambia mucho el trabajo. Me sigue afanando y más cuando aún estamos en etapa de contratación y ahora, con las relaciones que tengo con miss complejo de superioridad, pues peor va a ser ese proceso. Almorcé con Camilo, Andrés y Rodolfo. Confirmé también que nosotros, los tres, Camilo, Diego y yo, somos y hemos sido unos zanahorios, en comparación con otros.

Luego fui a la entrevista con el Grupo Tayrona. Interesante lo del voluntariado. Voy a ver si puedo hacer algo así yo también. El martes tengo almuerzo con Deiber, en la ACJ, para ver qué posibilidades hay.

Entré a la BLAA para averiguar sobre bibliografía del referendo. Llamé a mi madre para ver si nos veníamos ambas, pero no la encontré. Me dijeron que quizás ya se había ido. Pero como aún no llega (8:00 pm), creo que no se fijaron bien.

Y ahora estoy aquí. Voy a intentar adelantar algo del artículo del voluntariado. Veremos si lo logro o si me gana el viernes por la noche.

Que tengas mañana un lindo día ;)

martes, agosto 26, 2003

Hay una ciudad oscura. Cristal líquido. Cristal negro. Cristal frío. Hay una ciudad aplastada por el peso de su propia oscuridad, pero a salvo. Sus visos son la única luz que hay, los que permiten adivinar las formas, las diferencias, si acaso existen.