lunes, mayo 29, 2006

Cada pueblo tiene el gobernante que se merece

Es todo lo que puedo decir en este momento. A un poco más de 24 horas de saberse los resultados finales de las elecciones para presidente de 2006, me alegra el resultado del Polo (obtuvo algo más de tres veces lo que obtuvo hace cuatro años), pero me entristece el país porque ante una propuesta progresista como la de Carlos Gaviria, optó 6’114.752 de veces por el miedo. El miedo a la diferencia, el miedo a la autonomía, el miedo a la legalidad, el miedo a ejercer sus derechos ante la perspectiva de perder lo poco que tienen -en forma material o inmaterial-, el miedo a ser dueños de sí mismos y tomar las riendas de su propio destino.

Un pueblo que por el miedo, rechaza el aborto porque va encontra de los santos preceptos de la iglesia pero deja morir a sus niños en la calle; un pueblo que piensa que sin Estados Unidos estamos perdidos; un pueblo que admite el asesinato de personas bajo el argumento de que eran ayudantes de la guerrilla o gays o sindicalistas o librepensadores (lo que en este país es sentencia de muerte), sin darse cuenta de que ellos mismos pueden ser asesinados -sin derecho a ningún tipo de defensa o juicio- cuando a alguien, por una venganza personal, los pueda acusar falsamente de lo mismo. Un pueblo que acepta el deterioro de sus derechos laborales porque justifica la participación del país en el mercado internacional con condiciones suficientes para competir, sin caer en la cuenta de que esas condiciones no son admitidas en muchos países del primer mundo y que aún así, ellos compiten en el mismo mercado.

Me alegra, por supuesto, la existencia de 2.608.914 oídos y mentes abiertas a la tolerancia, a la autodeterminación, a la necesidad de un contrato y una convivencia social, a vivir con dignidad, a arriesgarse a abrir su propio camino.

Creo firmemente en la senda que traza Carlos Gaviria. Creo que es la senda hacia una nación libre de ataduras morales y retardatarias. Espero que sus palabras hacia la unidad y hacia capitalizar a conciencia, sin utilitarismos, los votos obtenidos sean seguidas y enriquecidas por todos quienes conforman el PDA. Creo que una nación puede ser construida y progresar si todos sus integrantes -o la mayoría, que no a todos les interesa la política- se reúnen entorno a objetivos y principios comunes.