miércoles, noviembre 26, 2003

Desquite

Pensión
Hoy es el primer día de pensionada de mi mami. Por fortuna, el día comienza soleado. Eso ayuda. Hoy hay sol de diciembre. No sé si en otras partes será así, pero el sol de diciembre en Bogotá, en Colombia, es especialmente lindo, es cálido, se te mete en los huesos y los entibia, se escurre por las paredes de las casas y edificios hasta colarse por las ventanas como oro líquido. Por fortuna existe el sol. En general, cuando ando deprimida, él es el único que me da el empujoncito para continuar.

Mi mami ha tomado bien su nueva situación, hasta ahora. Mientras en estos primeros días no se quede sola, creo que va fluir con suavidad. Mi papi va a estar con ella en la mañana y en la tarde tiene cita con el médico. A medio día nos encontramos para ofrecerle un almuerzo como bienvenida a su nuevo estado. Ayer, para no dejar pasar la ocasión, también yo le preparé alguito. Teniendo en cuenta mi gusto por la cocina y mis habilidades culinarias, pues creo que me quedó bien. Eso sí, fue a punta de receta. Le preparé:

Espárragos gratinados
Tiempo de preparación: 45 minutos
Número de porciones: :6
Nivel de dificultad: Normal
Categoría: Entradas
Tipo de comida: Colombiana
Light: No
Ingredientes:
2 latas de espárragos
5 cucharadas de mantequilla
2 cebollas cabezonas blancas medianas
5 cucharadas de harina de trigo
1 taza de líquido de los espárragos
2 tazas de leche
1 taza de queso amarillo rallado
1 taza de migas de pan
Sal y pimienta al gusto

Preparación:
Escurra los espárragos y guarde el líquido. Coloque la mantequilla en una sartén grande, derrítala a fuego medio. Fría en ella la cebolla hasta que esté transparente.
Rocíe la cebolla con la harina y revuelva bien mientras cocina durante 3 minutos. Agregue el líquido de los espárragos y revuelva todo el tiempo hasta que la harina se haya disuelto. Añada la leche y continúe revolviendo y cocinando hasta que la salsa espese. Sazone con sal y pimienta al gusto.
Ponga los espárragos en una refractaria que luego pueda ir a la mesa. Bañe con la salsa. Aparte combine el queso con las migas de pan y con la mezcla rocíe el contenido de la refractaria.
Lleve al horno precalentado a 350° hasta que la preparación esté caliente y haya dorado.

Y

Helado de yogur
Tiempo de preparación: 30 minutos
Número de porciones: :4
Nivel de dificultad: Fácil
Categoria: Postres
Tipo de comida: Colombiana
Light: No
Ingredientes:
1 cucharada de jugo de limón
2 cucharadas de agua
1 sobre de gelatina sin sabor
1 taza de fruta fresca picada al gusto
1 taza de yogurt de fresa
crema de leche taza
3 cucharadas de azúcar en polvo
Preparación:
En un recipiente pequeño que pueda ir al fuego combine el jugo del limón con el agua. Vierta encima la gelatina y déjela reposar durante 5 minutos. Cocine a fuego lento revolviendo continuamente hasta que la gelatina se haya disuelto completamente.
En el vaso de la licuadora coloque la fruta y el yogurt. Bata ligeramente. La idea no es licuarlo todo sino que queden trocitos de fruta. Gradualmente, mientras bate, añada la gelatina.
Aparte, revuelva la crema con el azúcar y añádala a la preparación anterior. Revuelva bien y vierta en cubetas para hielo. Lleve al congelador.
Veinte minutos antes de servir saque las cubetas del congelador. Permita que se ablande ligeramente. Parta en trozos, coloque en el vaso de la licuadora y bata hasta que esté cremoso, pero aún espeso y bien frío. Sirva inmediatamente en copas individuales y decore con laminitas de durazno o fresa.

Ambas recetas fueron cuidadosamente elegidas: su tiempo de preparación no debía exceder la hora, ni debía ser muy elaborada. Simplemente yo y la cocina no la vamos. No puedo admitir pasar tanto tiempo en un lugar, dedicándole tanta atención a algo, para que en 20 minutos o menos, el resultado simplemente desaparezca y uno se quede con una montaña de platos por lavar. Por eso y por muchas otras razones admiro a mi mamá. Durante 33 años ha cocinado y se ha encargado de la casa con tesón, con persistencia y sin siquiera llegar a dudar que podría hacer algo más útil para ella (a pesar de lo cual, lo ha hecho). ¿Acaso eso no es amor? Me siento culpable cuando pienso en ello. Dudo mucho que yo llegara a estar sola al frente de una casa con tanta perseverancia. Yo soy más del tipo de pedir colaboración. Lo hago sí, pero no siempre o tareas compartidas. Quizás me animo a cocinar, pero si no tengo que cocinar siempre. Me animo a estar pendiente del carro, si no tengo que hacerlo siempre, etc. Mi mamá es de las personas que hace las cosas que tiene que hacer sin pensarlo dos veces. La pereza no está en el vocabulario de mi mamá.

Reinserción
Ayer, en la mañana, 800 miembros de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC) del bloque Cacique Nutibara entregaron sus armas con el propósito de reinsertarse a la vida civil. Dice El Espectador que están entre los 14 y los 28 años. Algunos medios de comunicación dicen que es la entrega más grande de armas en la historia reciente de Colombia. Me pregunto hasta dónde consideran ellos historia reciente porque hasta donde me acuerdo, creo que mayor fue la entrega cuando el M-19 se reinsertó en 1989. Y en el mismo escenario de Medellín, en tiempos de María Emma Mejía y el sicariato, otro grupo de jóvenes también decidieron entregar las armas.

Creo que el balance de la entrega del M-19 es bueno (digo, sino se cuenta el “pequeño” detalle del asesinato de Carlos Pizarro Leongómez, cuando estaba de candidato a la presidencia en 1990, tema acerca del cual, a propósito, Carlos Fuentes va a hacer su próxima novela). Sinceramente ignoro si así como a él mataron a otros exmiembros del “eme” durante los siguientes años. Imagino que sí. Si eliminaron a toda la UP, si ocurrió con las guerrillas liberales (Guadalupe Salcedo) en los años 50, por qué no con el “eme”. La cuestión es que el “eme” desapareció y sus más destacados líderes hacen parte hoy de la política nacional. Navarro Wolf fue elegido como el mejor alcalde del país (siendo alcalde de Pasto) hace unos años y, así a muchos no les guste, Gustavo Petro ha sido el mejor senador durante ya dos (creo) administraciones.

Me encantaría saber qué pasó con los muchachos de María Emma. ¿En dónde están ahora? Algunos de los que han participado en las películas de Víctor Gaviria (Rodrigo D: No futuro y La vendedora de rosas) han sido asesinados después. Creo que esa misma suerte corrieron algunos más de los de María Emma. Otros, imagino, se unieron a la guerrilla o a las autodefensas, reiniciando el ciclo. Los menos, creo, se habrán quedado en la civilidad.

Y es que, con sinceridad pienso que esas reinserciones, bajo las condiciones realizadas, no son solución. Por un lado, en un par de años o menos, esos muchachos quedarán de nuevo en el aire. La capacitación y las oportunidades de empleo que les dan ahora, dudo que se sostengan. Quizás lleguen a trabajar por unos meses, pero luego, ya no a la mano ni de Dios ni del gobierno, sino a su propia mano, quedarán de nuevo en el aire porque el empleo, bajo las actuales normas laborales del país, es apenas por unos meses. ¿Y luego? ¿El gobierno se encargará de darles otro empleo? No creo.

Por otro lado… hombre, el mensaje que se les da a los otros jóvenes, a los que están dentro de la legadilidad, es que tienen que salirse de ella para que el gobierno los ayude. Según el informe de El Espectador, la mayoría de los que ahora se reinsertan llevaba un año o menos en las filas de las AUC. Sería interesante saber por qué. Yo sospecho que es porque la movilidad es muy alta y los jóvenes recurren a los grupos ilegales (no solo autodefensas sino también guerrilla) como una forma de obtener los ingresos que un empleo formal no les da, porque simplemente no lo tienen. En pocas palabras, habrá un mismo número de jóvenes haciendo parte de las AUC, quizás no de este bloque pero sí de otros.

Por otro lado está el régimen jurídico que se les aplica a estos jóvenes reinsertados. Pasaría mucho más tiempo un muchacho por robarse una bicicleta que estos por estar involucrados por crímenes de lesa humanidad. Lo mismo aplicaría para la guerrilla en caso de desmovilizarla... Si tan sólo no hubieran enviado el ejército a Marquetalia, si hubieran arreglado por las buenas el sencillo problema de tierras de entonces, no estaríamos ahora enfrentando semejante dilema, donde hasta la solución misma es un problema. ¿Qué hacer?

A pesar de todo, entre tener a estos 800 muchachos cometiendo crímenes en Antioquia y tenerlos ahora en un centro vacacional para capacitarlos, pues claro que prefiero lo último. Sólo que, insisto, no es la solución. ¿Por qué diablos no hacen una bendita reforma agraria? ¿Por qué diablos no se inventan una reforma tributaria que ayude a distribuir la riqueza? Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero es más fácil empezar a hacerlo ya que continuar prolongando la guerra.

Ya las calles de Bogotá están llenas de desplazados y supuestos desplazados, porque, claro, al lado del enfermo se alimenta el sano. Gente que uno ve que son “bien”, que no son de los que suelen vivir de la mendicidad. Gente que hasta se les ve el orgullo herido en los ojos por tener que haber llegado a esa situación. Y uno pasa a su lado y, a parte de darles una moneda, tampoco siente que pueda hacer mucho.

Trabajo
Bueno, para mañana voy a tener, al fin, las primeras muestras de la cartilla. A pesar de todo el corre-corre, en términos laborales, creo que este fue un buen año. Bajo mi coordinación se lanzó el sitio en internet del proyecto, se han publicado hasta ahora tres libros y van a salir otros tres de aquí a final de año. A veces cuando uno ve las cosas muy en detalle, pierde la dimensión total de ellas. El día a día se ha vuelto monótono y eso me mata. Pero cuando veo en retrospectiva, creo que ha valido la pena. Y hablando de trabajar, manos a la obra…

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