Las relaciones de pareja para mí han sido lo que es la selva para un citadino: un laberinto. Me pierdo. Veo que algunas personas se pueden desenvolver con cierta mayor holgura en ellas. Yo, la verdad, nunca he sabido qué hacer o qué no hacer. Si acaso es posible decir, soy una minusválida emocional. Tal que solo me las he arreglado para sobrevivir. No me ha ido mal, pero ciertamente no me ha ido bien tampoco.
No sé qué hacer. Mientras mi razón me dice que me estoy armando una película, mi intuición me dice que hay algo. Por lo general, le hago más caso a mi razón. Como ya dije, soy una minusválida emocional y en casos como este, mi intuición nunca ha sido muy certera. Mi razón me dice: "te estás armando una película, mira los hechos. Si hubiera algo, ya te lo habría dicho o se hubiera manifestado de alguna manera". Mi intuición responde: "¿y que hay de las miradas y el coincidir en algunos lugares y el estar de acuerdo sobre algunas cosas, todo eso no vale? A lo cual mi razón contesta: "eye contact siempre hay mientras estés interactuando con alguien; sobre los encuentros, tú lo has dicho, son coincidencias simplemente, no significan nada: comparten espacios públicos en los cuales con seguridad coincides con otras personas, que nunca has notado; y el estar de acuerdo en algunos temas, bueno... el estar de acuerdo en cosas tampoco significa que sea condición para la atracción; igual coincides con tus amigos en algunas cosas y no por ello hay algo". Mi intuición insiste: "Tal vez no me ha dicho nada porque es muy tímido". Y la razón contesta: "Tal vez no te ha dicho nada, porque no tiene nada que decirte". Mi intuición -a la cual se aferra con cierta esperanza mon couer- baja la cabeza y dice: "Tal vez tengas razón". "Por supuesto que la tengo. ¡Soy la razón!" "¿Y qué hago entonces?." "Nada" -responde la razón- "continúa tu vida como hasta ahora, después de todo, somos un ser solitario".
Aún así, he pensando incluso en que sea yo quien hable. E inmediatamente me digo que ni de riesgos. Yo pertenezco a la vieja escuela, sea eso bueno o malo. Las chicas no hablan primero en estos casos. Son ellos.
Aunque todo este "ritual" de miradas, encuentros, mini charlas (imaginarios o reales) agrega cierto picante a mis días y es emocionante, por decir lo menos, también envuelve un grado de ansiedad que finalmente me está afectando. Me disgusta que estoy perdiendo la atención sobre lo que ocurre a mi alrededor cuando él está cerca y que dejo de pensar con claridad. Como si mi sentido de realidad tendiera a desaparecer. Me pongo nerviosa cerca de él. No sé qué decir. O cuando digo algo, por dentro pienso, ¡¡¡pero cómo fuiste a decir eso, tonta!!!
Bueno, al menos ya cada vez está más cerca el viaje, lo que, por supuesto me alejará de él y quizá, después de esos días fuera de su área de influencia, me pueda recuperar para mí. Sí, eso es lo que necesito: estar lejos de su presencia.
Aunque... por otro lado... simplemente quisiera que él se uniera a mis días y ya...
...
Pfffff...
'El arte de la fuga según Mr. Nooteboom'
Hace 4 años.
3 comentarios:
La única manera de saber si hay algo es directamente tropezar con él/ella y ver que pasa. Con toda la buena fe la pides disculpas, le miras a los ojos, te aseguras que tiene la pupila dilatada, miras su sonrisa,(señales de excitación) su pose, su modo de reaccionar, le pides disculpas le invitas a café y suerte... Mucha suerte.
A ver que pasa.
un saludo.
Espero que el tiempo que pases separada te sirva para ver las cosas en perspectiva.
De todas formas recuerda que es mejor haberlo intentado y fallado que no haberlo intentado... Siempre te remorderá la conciencia por no haberlo inentado.
Soy tan insegura para estas situaciones, que optaré por el arrepentimiento futuro. No ha habido pupila dilatada y las demás "señales" son bastante confusas. Conclusión: el tiempo ayudó pero no borró. Sin embargo, experta como soy en recogerme en mi nicho, alejada del peligro de "amar", dejaré pasar esta oportunidad también. Se agradece, eso sí, el consejo.
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